El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

6/1/14

Gente simpática. La banda sonora (15): “Vestido”, de Lilith

15. “Vestido”, de Lilith

“Aplausos para Experimentos in da notte. Pablo y Räro dj desconectan sus aparatos y Octavio recoge los papeles del suelo. Un minuto y Lilith ocupan el escenario. Son todos fieras enjauladas en busca de libertad. Comienzan los primeros acordes de “Hijas de Lilith”. Joan machaca la batería de los Insolenzia como si le debiese dinero, Rafa baila haciendo giros sobre el escenario con su bajo y Agnes espera abajo a que llegue el in crescendo antes de subir y empezar a votar. Cuando el tema coge forma, el ritmo ya está lanzado. Un rumor recorre la sala cuando Agnes empieza a cantar. Me pregunto de dónde sale el rumor: todos estamos con la boca abierta.

Definir un ciclón musical no merece la pena. Tan solo hay que imaginarlo, unir dos palabras que vienen a significar “tormenta perfecta”. Eso más o menos son Lilith. Patxi y Javier no cierran la boca. Es la primera vez que los ven en directo. Kb no hace más que señalar a Rafa, su baile con el bajo sobre un azulejo imaginario. Hay electricidad y complicidad. Se notan las tablas. Al tercer tema, “Vestido”, Agnes pide que nos acerquemos y rodeamos al grupo. Canta, grita, abre la boca como un lobo que aúlla, busca las miradas, las cámaras, el salto del flash. Pica aquí y allá sin dejar de cantar. Todo es tensión en su cuerpo. Javier me dice al oído que son muy buenos. Patxi opina lo mismo. Vigilo el puesto mientras Carol se fuma su cigarro. Ahora no puede sustituirle Quim, el técnico de sonido de la banda. Está haciendo su trabajo tras la mesa. Necesitamos más cerveza para tragar todo esto y Patxi va a por el suministro. Kb baila, grita, salta mientras Lilith machaca con una versión buenísima del “¿Por qué te vas?” de Perales. Junto a él otro Patxi, también de Pamplona, Francisco Pardo, el tipo de la camiseta de Motorhead y pantalones a cuadros rojos. Ahora lleva una camiseta de Lilith. Es todo una ola de música rock que nos envuelve. Carol regresa de su cigarro y abandono la esquina en búsqueda de otras perspectiva. Me sitúo frente al escenario un tema y luego atrás del todo, junto a Quim. Suenan bien en cualquiera de los sitios. El local está preparado y se verán y escucharán grandes conciertos allí. Voy a salir a fumar un cigarro cuando me encuentro a Octavio y su banda, sentados en unos sofás a la entrada. Charlo con él y le entrego uno de mis libros en agradecimiento al impulso que le ha dado a Simpatía. Hablamos de música y de literatura mientras Lilith siguen haciendo masa. Cada final de tema se convierte en un alarido de satisfacción del público. No está lleno, pero suena como si lo estuviese. Me levanto con intención de fumarme ese cigarro en la calle cuando suenan los primeros acordes de un tema que me hace vibrar más que ningún otro. El instinto me lleva a quitarme las gafas y guardármelas en el bolsillo. Sé que voy a cabecear, arriba y abajo, sin control. Sí, vuelven a sonar las notas de inicio. Agnes lo anuncia, abrieron sus conciertos en la gira por España. Sí, el “You shook me all night long” de AC/DC, con letra en castellano y sonido brutal. “Házmelo otra vez”, lo llama Agnes. Bailo. Lo hago como hace treinta años, imitando los pasitos cortos de Angus, poseído por el ritmo. La cazadora que me he puesto de nuevo para ir a fumar el cigarro me sobra, me sobra incluso la camiseta de los Zeppelin, podría quedarme en vaqueros desparramando humanidad mientras bailo y canto. Como diría Patxi, es la banda original de mi vida, la música que me hace recordar cuando Bacø reinaba y no había nada por delante: ni futuro, ni responsabilidades, ni nadie al que dar explicaciones: total libertad.”


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