Ellos llegaron y sembraron de sal el camino. Marcharon después en busca del mar. Allí quedó vacía, ennegrecida, calcinada, toda la inmensidad de la montaña, el refugio de la soledad, el sentido idílico de la vida, nuestro santuario.
Mucho tiempo después, ellas comenzaron a arar de nuevo la tierra, a buscar el cristal de los arroyos, los torrentes bravíos de los niños al jugar.
Y de nuevo la fe, de nuevo el buen sentido, de nuevo las risas y las noches con palabras de amor, de nuevo la esperanza en cada amanecer.
Así trascurrió aquel tiempo en el que no se miraba al pasado para dejar de ver aquel bosque quemado lleno de amargura y desolación. Así pasaron los años, hasta que alguno de aquellos niños se atrevió a mirar atrás. Fue entonces cuando le sorprendió el verdor cubriendo las laderas de las montañas, y el agua corriendo por las acequias y los árboles cubiertos de frondosidad. Fue entonces cuando, como estaba escrito, aquella piña cayó y la simiente de la vida se esparció entre la hierba; cuando, tres generaciones después, nadie recordaba la guerra que había arrasado aquel sagrado lugar.
Todo ese tiempo hizo falta para sanar el odio de su corazón, el miedo inscrito en él, sin él saberlo, para borrar el estigma de la barbaridad humana.
2 comentarios:
lA IMPORTANCIA DE MIRAR ATRÁS PARA LA RECONSTRUCCIÓN. NO DEBEMOS DE PERDER EL HORIZONTE, PERO ES BUENO NO OLVIDAR LA NOCHE. LO QUE NOS IMPULSA REALMENTE ES LA FUERZA DE NUESTRO CORAZÓN, EN EL QUE GUARDAMOS LA SAL, LO MÁS IMPORTANTE PARA SEGUIR CAMINANDO, PASE LO QUE PASE Y PESE A QUIEN PESE.
Me iría al orden natural de las cosas. La ley de los procesos acelerados: "todo caos, desenboca en un orden por un proceso natural". las heridas cicatrizan. Las miradas vuelven al pasado, pero ¿Aprendemos? ¿Seremos coscientes de que la destrucción progresiva, hará sucumbir a nuestra civilización? No lo sabremos. Habremos muerto. Un beso, BACO.
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